16/10/08

LOS ROMANOS Y CARTAGINESES

Los cartagineses contaban con una familia muy unida, compuesta por Amilcar Barca, su hijo Anibal y su yerno Asdrúbal y quisieron conquistar toda Europa. Anibal partiendo de España, cruzó los Alpes con 80 elefantes.

A Anibal, le apetecian las sicilianas, cosa que no gustaba mucho a los Romanos, así que estos mandaron a Apio, no el apio planta que pertenece a la familia de las umbelíferas, sino al Apio Claudio, que con sus legionarios logró llegar a la ciudad de Messina. En un principio esta operación les salió rana, ya que la ciudad estaba reforzada 50.000 infantes, la mayoría de ellos íberos y celtas y consiguió infringir una primera derrota a los romanos, que no obstante al contraatacar, vencieron definitivamente a los cartagineses en esta ciudad siciliana.
Los jodios romanos envalentonados por esta victoria, pasaron a atacar a Cartago.
Los cartagineses pidieron ayuda al general espartano Jantipo, que consiguió derrotar a Régulo en Clipea y durante cierto tiempo tornar la suerte de la guerra en favor de Cartago.
Después de algunas victorias cartaginesas, los romanos consiguieron nuevamente conquistar Sicilia, a excepción de alguna plaza, que fueron defendidas con audacia por el general cartaginés Amilcar Barca hasta que la falta de hombres y dinero para pagar a sus mercenarios, obligaron a Cartago a firmar una paz de condiciones durísimas.
Los problemas de Cartago en el norte de Africa, los aprovecharon los pueblos del sur de Hispania, por lo que fue necesario mandar más tropas para sofocar la rebelión. Desembarcan las tropas en Cádiz, única plaza en poder de los cartagineses, al mando de Amilcar Barca, su hijo Anibal y su yerno Asdrúbal, que deciden definitivamente reconquistar la península ibérica y obtener así numerosos recursos y mercenarios para continuar sus luchas.
Muerto Amilcar, nueve años después, por una estampida de toros, le sucede Asdrúbal quien firma un tratado de paz con los romanos, fijando los límites de las conquistas en el río Ebro y la promesa de respetar las colonias griegas de la Península.
En esta tesitura, encontramos unos íberos, luchando con Amilcar en Africa; otros íberos, defendiendo su independencia en España y otra tanda de más íberos se alistaron en el ejército cartaginés.
¡Viva la unión de los íberos!.
Entretanto, Escipión acabó la conquista total de la Península Ibérica con las tomas de Cartago Nova (209 a.C.), Gades (206 a.C.) y Menorca (203 a.C.). Al verse Cartago en serios apuros, llama a su defensa a Aníbal, que se entrevista con Escipión y le propone la cesión de Baleares, Hispania, Sicilia y Cerdeña a lo que Escipión se niega. Se entabla entonces, la última gran batalla de Anibal, lucha hasta su derrota en Lama, siendo esta derrota el final del imperio cartaginés, y así España pasa a ser dominada totalmente por el Imperio Romano.
A esta serie de guerras, los eruditos las bautizaron con el nombre de "guerras púnicas".

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